Desde cáscaras de cebolla hasta semillas de kiwi o incluso trozos de chocolate, parece que cualquier lienzo es suficiente para el artista turco Hasan Kale, siempre y cuando cumpla con el requisito de ser increíblemente pequeño.
Kasan se deleita en el reto de representar paisajes de su país natal, Estambul, en las más ínfimas de las pinceladas, una hazaña que requiere el uso de una lupa para apreciar los detalles de cada pieza.
Aunque la longevidad de cada objeto que pinta es cuestionable, la firmeza de su mano es impresionante de ver.
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