Desde finales de la década de 1960, los surfistas se han reunido en las aguas poco profundas de un pequeño y frío río que fluye a través de un parque local en el centro de Munich. Una ciudad mejor conocida por su consumo de cerveza y pretzels, que se ha convertido en el hogar improbable de entusiastas del surf que desean montar una ola lejos del océano…
El río Eisbach es una división artificial de 2 kilómetros del río Isar, que fluye a través del Englischer Garten y un poco más allá de un puente cerca del museo de arte Haus der Kunst, el río forma una ola estacionaria de alrededor de 1 metro de altura. Puede ser surfeada durante tanto tiempo como el equilibrio te lo permita, atrayendo a una cola de personas que practican surf a lo largo de la orilla durante todo el invierno y el verano.
Practicar surf aquí, sin embargo, estuvo prohibido durante mucho tiempo y después de 30 años de evadir la ley, los surfistas finalmente recibieron el permiso para subirse a la ola legalmente en 2010. Antes de que el deporte fuese legalizado, se llegó hablar incluso de demoler la ola, pero el documental “Keep Surfing“dio atención internacional al preciado y popular destino de surf, alentando a que la ciudad interviniera.
Sin embargo, sólo a los surfistas calificados y con experiencia se les otorga un permiso registrado para acceder al río Eisbach, cuya agua helada fluye a un ritmo de 20 toneladas por segundo.
El surfista veterano Dieter “The Eater” (foto de abajo), fue uno de los primeros surfistas en descubrir las posibilidades de este río en Munich a finales de los años 60 y todavía monta las olas todos los días con sus dos hijas mayores.
Lo que empezó casi como una sociedad secreta de surf se ha convertido en un lugar icónico que incluso alberga competiciones de surf con la talla de surfistas famosos como Kelly Slater.
Nada mal para una jungla de concreto.
